”
Carta.
Mi ambición más delirante, consiste en
encadenar los sueños a esta vida.
Pretender que todo en lo que creo, todo lo que amo(o amé) pueda condensarse en
los pasos que doy hacia el orbe.
Tomar los errores, echarlos en un saco
y cargarlos conmigo cual espejos, ver en sus reflejos el mal tiempo que no
volverá, desprender de ellos lo que se
fue y dejarlo vagar libre entre las ventanas de mis ojos: ojos que han llorado poco; para tanto dolor,
ojos que han visto mucho; y mucho es poco
en lo infinito, ojos que perciben océanos en las botellas, pupilas abiertas al mandato de ser hombre, de ser nadie, de ser
nada.
¡Ser garete de olas chocando¡
Niña de mis amores: fue tu brillo de
estrella lejana e incomprensible en mis
ojos, la luz del astro sol. Fueron tus manos aterciopeladas y de liquida
suavidad, un espacio que compartí en paz. Tus ojos vieron en mí más allá: más
allá de lo complejo, de lo primitivo; vieron la suavidad de la roca y como gotas
(constantes y delicadas) encontraron mi amor.
¡La herramienta fue tu amor¡
Hoy que ese océano de la vida nos aleja, compruebo que el amor se comparte y
se construye en cada beso, en cada lágrima…
La renuncia libera el alma, dejándola entre corrientes de ensueño y libertad.
Me disculpo si en algún momento fui
lejano; si te medí con la regla del pasado,
¡Lo evité, lo evité!..
Mentiría al decirte: – el vació de ti, no es inmenso- pues lo es. Tu ausencia pesa sobre mí como debió pesar el mundo a Atlas o el miedo a Dante.
La escuela
qué he elegido, es la sencillez y su profundidad insondable. La vida en grandes simplezas. Mi aprendizaje ha
obrado más frutos entré los limoneros que en las aulas; me academizo en la escuela de los Arboles y de los mares.
El amor que le tengo al trinar de las
aves y a las noches estrelladas, fue más fuerte que cualquier argumento Aristotélico a la hora de descifrar el misterio de tus palabras. ¡Puedo expresarme en lenguas, dialectos, variantes, acepciones, vocablos!..
Y sin embargo:
Siempre dije más con besos y miradas; con caricias escribí
tratados en tu piel.
¡Vuela lejos de mí! ¡Vuela por tu bien!
Adiós, nuevo viejo amor.”